lunes, 9 de febrero de 2015

Quémese un fósforo después de leerse (Crítica literaria, por Adolf Kuchevarsky)

Fumar y escribir son dos vicios que van de la mano de una forma espectacular.
Ya sea por la influencia del cine y la televisión sobre el inconsciente colectivo o por la sensación de que no hay mejor forma de encontrar inspiración que cagarse la vida, pareciera ser que una actividad es imprescindible para la otra : Todo escritor fuma y todo fumador finalmente escribe.

Por eso, en este blog de jóvenes entusiastas recientemente libres de tabaco, hace rato que pande el cúnico ¿Que hacemos, ahora que dejamos de fumar? ¿podremos seguir escribiendo? ¿de donde sacaremos la inspiración, si ya no podemos prender un cigarrillo, mirarnos al espejo y sentirnos Raymond Chandler?

Debido al gran debate sucitado y también (a decir verdad) al nivel de MANIJA de los colaboradores, han surgido varias posturas enfrentadas derivando ineludiblemente en histéricas peleas, berrinches varios y sendas mandadas a la reconcha bien puta y peluda y con vaginitis de nuestras madres.
 Tomar mucho mate, comprar chupetines, comerse las uñas, hacerse youtubers y fumar paco fueron algunas de las formas propuestas para dejar salir la creatividad y la ansiedad ahora que no somos mas esclavos de nobleza picardo, Pero hay un yeite todavía mas interesante que un escritor aficionado en rehabilitación puede poner en práctica con el fin de evitar el suicidio. Tiene que ver con volver a las fuentes, con parar la pelota y buscar a la muzza inspiradora en el lugar mas lógico: volver a leer.
La muzza inspiradora


La lectura es la principal fuente de grandes experiencias, en este mundo horrible en el que sin obra social todo se complica. Las mas maravillosas aventuras están ahí, dispuestas, como abiertas de piernas para nosotros, que somos incapaces de despegar el orto del sillón por demasiado tiempo. Y aunque TODOS LOS MALDITOS PERSONAJES DE LA RECONCHUDA LITERATURA UNIVERSAL, DESDE EL PENDEJO DE MIERDA DE OLIVER TWIST HASTA EL GORDO SOBERBIO Y MANICERO DE FAVALLI, FUMEN, hay maneras masomenos indoloras de esquivar la tentación 

Y aquí están el cuit y el cuil de la cuestión y la temática principal de esta nota

Bien sabido es en el mundo occidental que hay pocos placeres tan grandes como cagar. ¡Ohhhh, el garco! es el vicio que nunca, ninguna malvada asociación de médicos o tribuna religiosa podrá arrebatarnos de las manos.

En esta página amamos cagar.Y alentamos a nuestros lectores a hacerlo con entusiasmo y dicha.De lo contrario, los invitamos a que abandonen esta página para siempre, con la vergüenza de no entender uno de los mas hermosos actos humanos y que, paradójicamente, se vayan a cagar.

Sentados en el Aleph de porcelana blanca se nos presenta una de las mejores oportunidades de disfrutar la buena literatura. La combinación de un buen libro con un buen toranzo ha sido el dinamo impulsor de la cultura, desde tiempos remotos. Pero, así como ocurre con los buenos vinos, debe elegirse con cuidado y especial esmero el maridaje ideal.No es cuestión de sentarse con la primer autobiografía de Oggi Junco que se nos cruce por la vida.

Es por eso que en esta entrada recomendaremos 6 obras de la literatura universal, ideales para leer cagando. 6 increíbles aventuras para vivir sentados en el inodoro.


1- "El juguete Rabioso"  (Roberto Arlt)

El mundo es un lugar hostil, habitado por viles criaturas gobernadas por la avaricia y la mezquindad a las que llamamos "gente".El derrotero de Silvio Aster entre changas, trabajos negreros y delitos convertirá nuestro sorete en una maravillosa metáfora sobre la inmundicia de la sociedad industrial

2- "El hobbit" (J.R.R. Tolkien)

Una de las obras épicas mas extraordinarias de la literatura contemporánea. Una aventura que empieza con catorce fisuras copándole la casa a un pobre tipo muy pulcro y ordenado dificilmente no sea ideal para el momento de la cacona. Déjese atrapar por esta vertiginosa aventura mientras evacua a los duros enanos de la montaña de Smaug... con el upite

3- "El libro del fantasma" (Alejandro Dolina)

Un montón de relatos cortos, graciosos y efectivos, como garco de japonés. Curiosas anécdotas de la antiguedad y chistes de pedos en velorios conviven en las paginas de este hermoso libro, con la historia del fantasma, dividida en varios pasajes breves, como falso hilo conducto. Ideal para quienes viven
años queriendo meter esta imagen en algun lado
atormentados por el "que dirán" y tratan de no demorarse demasiado en el retrete. Buen garco asegurado

4- "Orsai" (blog de Hernán Casciari)

Quienes tienen la posibilidad de llevarse la compu, tablet o android al biorsi, no deberían perderse este blog. Sus relatos (sobretodo los autoreferenciales, que son muchos) son geniales en un 96% de los casos. Además suelen aparecer intertextualidades a otros grandes autores que vale la pena leer. Sin embargo, el verdadero motivo de la inclusión de Orsai en esta lista no es el talento de Casciari sino otra condición que nos hermana : Es argentino, es gordo y ama cagar, tal como nosotros. Este simple hecho vuelve mas hermosos sus relatos. Uno de ellos "Cagar leyendo, un placer rioplatense"  cuenta con gran emotividad la tristeza de un amante del soruyo nacional en tierras donde no ha llegado el bidet. Conmovedor 


5- "Cuentos de Multivac" (Isaac Asimov)

Bien sabido es por todos que tanto la ciencia ficción como las teorías conspirativas suelen ser de las mejores elecciones para leer en el inodoro. Pues bien, los distintos cuentos en los que interviene Multivac (la supercomputadora ficticia creada por Asimov) combinan estos elementos de forma  magistral . ADVERTENCIA : Asegúrese de estar cagando bien durito en el momento de atacar estos cuentos, ya que en caso contrario, el efecto "quedar culo para arriba" puede ser contraproducente.
 

6- "100 veces Pappo" (Fernando García-José Bellas)

Cien anécdotas con el Carpo como protagonista. Cien historias de rock nacional. Francamente dudo mucho que haya algo que agregar a esta opción que pueda hacerla aun mas tentadora. Un auténtico cago de risa (mil y pico de caracteres evitando ese chiste fácil, ya era suficiente)


Así llega a su fin esta humilde reseña literaria con doble finalidad. Acercar literatura idónea para el cago al querido lector y evitar prender un cigarrillo por otros veinticinco minutos.

Por último, recuerde, amigo lector, que usar el bidet y/o bañarse después de hacer caca es respetarse a uno mismo  y respetar a los otros. Fue un mensaje del blog del Dr. Romano



Adolf Kuchevarsky

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