Entonces, me parece que el conejo de pascuas se hizo bien el pelotudo y no me trajo huevos.
Che, hay algo que no entiendo de mi abuela (además de a ella, de que rol cumple en la vida, etc).
Todos los que nos regalan algo para pascuas, que es?. un huevo.
POR QUE ME REGALA UN CONEJO?
(Igual, es de chocolate)
Ayer caminé 20 cuadras sin haber dormido en toda la noche, a las 9 de la mañana, con 3 pesos en monedas, buscando la parada del 37.
La parada no la encontré, pero me cruzé a una vieja que fumaba parisien.
Igual no me convidó.
Áhora en un rato me tengo que ir a almorzar con mi vieja.
Es muy forro decirle, che ma, almuerzo en casa y la plata que gastarías en un puto almuerzo que podemos tener todos los días, con la diferencia que no cocinás porque te queres hacer la burguesa, me das la plata y me voy de joda?
Total, está contribuyendo a mi felicidad.
Che, mi vecino es gordo, pelado y judío...
Vamos a hacer una encuesta en la cual su respuesta se verá contestada por mis maravillosas conclusiones:
Usted que fuma?
a) Malboro
b) Jockey
c) Rodeo
d) next
Respuestas:
a) Comprame un atado.
b) seguro que sos impotente.
c) sos un pelotudo que se quiere hacer el nacionalista y fumás puchos de mierda
d) sos pobre
Usted que prefiere:
a)Campo
b)Gobierno
Respuestas:
a) Este no es un blog de contenido político así que me cago en tu boca
b) Este no es un blog de contenido político así que me volteo a tu hermana
La leyenda de patoruzito y su boleadora.
En las épocas Medievales, cuando Gimli había perdido el hacha, las hordas del mal volvían a reagruparse en el conurbano para realizar un ataque inminente contra la raza europea del bien.
Sus ejércitos estaban conformados por pobres, esquizofrénicos, pueblos origianrios y obesos. Su plan original era tomar el poder lanzando catapultas llenas de selinidad para así, inutilizar las defensas de los europeos del bien y hacer chori en la casa rosada.
Ante todo esto, entre sus filas había un chico al que lo llamaban Patoruzito.
Este chico tiene un nombre que es un huevazo escribir, así que le vamos a decir el negro.
Este negro, con ayuda de su retraso emocional y timidez aguda producto de ver una vaca comerse a su mejor amigo, su perro, creó una especie de arma mortal compuesto por un cordó umbilical y un par de testículos de caballo. Con esto, pretendía ahorcar a los europeos del bien.
Me cansé.
Pero bueno.
No estoy inspirado.
Así que confórmense con esto:
Bueno, la cosa es así, ahora voy a poner un texto de 3 páginas que no terminé pero no tengo ganas de terminar. Si alguien se presta a terminalo, que lo haga, me lo pase y todo el mérito va a ser para mí:
Me cansé de tantas estupideces y sermoneos, así que un día, sin más que mi bolso, mi galera y el vuelto de los Malboro, emprendí aquel viaje hacia el sur, a gamba, por supuesto.
En pleno viaje, me di cuenta que no había despedido a nadie, pero que mas va, ya estaba llegando a Berazategui cuando reparé en ello, estaba cansado, sudado y encima, me gasté el último peso en cigarros.
La primera noche, me alojó un grupo de cristianos, de buen corazón, de buen comer y de buena fé (la puta madre). Pensé en mi vieja, Chavista, Guevarista, Castrista, Solanista y muchos ista más que fueran zurdos, como se estaría de mí burlando.
Arroz con pollo, con jugo Tang (de manzana) y que tuve que bendecir la mesa.
Gracias a dios por este plato y esta familia que me alojó, fue todo lo que alcancé a decir.
Cuando ya había comido, me había bañado, y me había afanado 10 pesos, me acerqué hacia la puerta de entrada, volteé la cabeza, repuse en el padre de aquella familia y dije, gracias a dios, soy ateo, y corrí, cuan rápido pudieron mis queridas ojotas, cuesta abajo hasta que di con la primer avenida y casi el primer accidente del viaje.
Luego de recomponerme, reírme y putear al taxista del Siena que me escupió la cara, fui hasta el quiosco clandestino que tenía a 29 metros, le pedí un box y me cobró 7 pesos (el hijo de puta). Fumé, caminé, fumé, caminé y seguí fumando hasta que el aliento, el olor y los ojos me envejecían con el sol. Me tiré en el primer banco de plaza que pude, revisé el bolso (tenía una linterna, una Gillette, una caja de preservativos, el cigarro de emergencias, un trapo y un osito), saqué el osito, lo usé de almohada (el osito que le afané a la sobrina de Daniela), y me quedé dormido hasta que me despertó un cana y me preguntó si era ciruja. Le mostré el pasaporte (internacional), y me preguntó si estaba chapita. Oficial, estoy en pleno viaje, ¿en viaje de qué? En viaje de aventuras, dragones y princesas. Se cagó un rato de risa y me tiro 2 pesos, a lo que acotó, tomá, comprate una espada. Copado, no me llevó detenido.
Al día siguiente que ya había descansado, había roncado un poco y me había cagado una paloma, reemprendí el viaje, caminando siempre al sur (o a donde creía que estaba llendo). Un auto rojo, dos autos rojos, tres autos rojos, tengo hambre, un auto amarillo, tengo sed, dos autos azules, me estoy cagando. Cuando terminé de contar autitos de colores, me metí en el primer baño de una estación de servicio que encontré en una esquina y al compás de la serenata, hice recitar al inodoro en 3 lenguas exintas.
Terminé, crucé una verdulería, me afané 3 bananas, una palta y un damasco, me escondí en una construcción y me zampé mi desayuno.
Cuando me vio un obrero comer tan desaforadamente, me ofreció un pedazo de sanguche de milanga, un trago de coca y el olé. Perdió independiente, la puta que lo parió. Luego de agradecerle por su gentileza, le hice un par de chistes de velatorios y me contestó que la madre se murió la semana pasada. Rojo de vergüenza, le pedí disculpas y le pregunté para donde quedaba Tandil. Me faltaban 200 km. Hijo de puta, me hubiese callado la boca. No me quedó más que seguir, rumbo hacia donde me decían los camioneros, terminé en un barcito, ligando una Quilmes y contándole al cantinero de mi viaje, mis penurias, mis locuras, mi falta de nicotina y de sexo con una minita.
Me tiró unos parisien (el día de hoy sigo sin poder digerirlos) y me dijo, quedate media horita más, que esto se llena de trolas. Si, dios existe y ese día me sonrío (o se me cagó de risa, valla a saber). La cuestión es que, dicho y hecho, había unas 50 minuzas y 4 perejiles. Nahuel, esta noche, a rebotar. Hola linda, como andas?, está fresco hoy eh? (un forro yo), Sisi, me olvidé el saco, que se yo que boludez con respecto a la abuela que estaba internada en un geriátrico (mejor, un viejo menos que ande suelto). La cosa es que pegué onda con la mina. Le conté de mi travesía por los paisajes turbios de Bs As (donde casi me afanan un par de veces), se río, me dijo que estoy loco (que novedad).
Seguimos hablando, me pagó un buen trago, nos pusimos en pedo y fuimos para su departamento (la mina tenía 23, laburaba, vivía sola y cerca, por suerte). Llegamos, (lindo sucutrucho) charlamos, tomamos un poco más, vimos Van Helsing, me tocó la gallina y cuando de repente, me acordé que tenía ganas de fumar, estábamos los dos en bolas. Tenés globos?. Me puse a revisar el bolso como si buscara a Pamela Anderson adentro. Me los afanaron mientras dormía, la puta madre. No pasa nada, tomo pastillas.
Una buena.
Cuestión, en plena matraca, de la nada, se prendió la tele con Ricky Martin sonando de fondo. Se me bajó (también, que querés), pero por lo menos, nos cagamos de risa un buen rato. Hicimos zapping, comimos sopa recalentada con queso rallado y un vinito (Michel Torino, uni, pensé en vos), volvimos a darle un rato largo, estaba amaneciendo y me fumé un par de cigarros.
Mientras la mina dormía (en una silla, babeando la mesa), le revisé la cartera, le saqué un billete de 100, dos de 20 y un par de monedas, me fui, me compré más cigarros y un choripán bien aceitoso. Me olvidé la galera, soy una caca de persona, como me voy a olvidar la galera. Ya está, seguí viaje negro. Caminé seis horas donde me crucé a un grupo de budistas, pelados, gordos y vegetarianos cantándoles a un grupo de palomas (que bicho de mierda). Les tiré con una piedra y me subí arriba de un árbol.
Luego de que la conmoción acallara, caminé 5 horas más y llegué a un telo en el cual pasé la noche y me fui sin pagar (pero sí me clavé una paja, que una, varias)
Le di derecho por una calle llamada Tertulia, me crucé con unos vagos que hacían grafiti, les pedí un viva perón, y no solo que lo hicieron, me dibujaron al pocho y al escudo del rojo. Contento, me despedí, me regalaron una birra y caminé unas horitas más.
Al final del trayecto de aquel día, llegué, a sudor, lágrimas y humo, a Tandil. Hace cuanto que no me fumo un buen porro. Me hice amigo de unas gentes que acampaban a cambio de contarles un par de historietas. Les hice un monólogo de los Luthiers, nos reímos, pescamos un par de bagres y mientras preparaba el fueguito, veo a uno (Jorgito) picando. Si Jorgito, vos sí que sabés. Entre risas, pescado y tucas, amaneció y me metí en una carpa que tenía el mismo olor a huevo que los boxers que llevaba. Saqué el osito, me dormí un rato (largo), y cuando pensaba despedirme, me acompañaron hasta llegar a La Pampa (como unos 300 km me acompañaron). En aquel viaje pasó de todo, peleas, discusiones, abrazos, puchos (por supuesto), mear en una iglesia, drogarse en un cementerio, caer en cana unas horas, que a Jorgito casi lo mate un tren, pero en fin, llegamos a Santa Rosa, tomamos rumbos distintos. Ellos iban a San Luis y yo por supuesto, al sur. Lloramos un ratito, me tiraron un 25 y 300 pesos, una bolsa de dormir y una boina verde (me sentía en una peli). Cuestión es que, no vayan a La Pampa, es un embole, es ver vacas, lechugas, soja y gauchos que se voltean a las vacas.
Omitiendo mi viaje por la Pampa, llegué a Río Negro.
Entrando nomás, me para gendarmería, hablamos un rato, nos cagamos de risa y me llevaron en un jeep hasta el Bolsón. Paré en un hostel llamado El Duende Verde, la dueña se llamaba Lubertula (un día le dije tubérculo y se ofendió), en una habitación cómoda, con dos camas, un ñoba, una tele y una cocina, todo eso por 30 pesos la noche.
No sé si hay duendes en el bolsón, pero seguro, que tienen cáncer de pulmón, porque perdí 3 atados. Me encontré un celu, un llavero y una iguana. La llame a mi mejor amiga, le expliqué todo, se cagó de risa, la llame a mi vieja, le expliqué todo, se cagó meando, me puteó y me deseó suerte, llamé al 911, les dije que había un muerto en el placard, les dí la dirección de la casa de Daniela y tiré el cel a la mierda.
Cuestión, caminando por un bosque con la iguana al hombro y una mano con la que le daba lechuga, me perdí, pero me encontré a un gurú que me hizo tomar un té re flashero.
Luego de alucinar con Rapunzel, Bahía Blanca, Mario Pergolini y siete enanitos, le convide un porro, agarré a la iguana y volví para el hostel. Me despedí, la vieja me regaló una tortilla, me puse la iguana en el hombro y seguí de largo, siempre al sur, pasando por Bariloche y afanando un par de bolsos de unas viejas de mierda.
Llegando ya a Chubut (para esto, ya habían pasado 2 meses), pegué onda con un grupo de turistas y nos fuimos, los turistas, la iguana y yo a ver las ballenas en un crucero (por supuesto, ellos garparon). Loco, que bicho grande que es la ballena, encima la muy puta me cagó mojando. Volvimos a la casa que estaban alquilando, tomamos algo, miramos algunos partidos (eramos 4 vagos y 7 minitas), me quedé dormido y me desperté abrazando a un chabón y con la iguana en el culo. Me desperté asustado, me vestí, les saqué todo lo que pude, agarré a la iguana y me tomé el palo.
Caminé, completamente desorientado, con la iguana dormida en el hombro, con los pies cansados, pero con el alma feliz. Caminé hasta la primera YPF que veía en kilómetros (o en días). Entré, me compré una barrita de cereal, un Ades de litro, una empanada capresse para la iguana. En una de esas, cuando reparo que al cielo le iba a agarrar colitis, encuentro un arbol tamaño golem con un agujero en el medio, el cual "parecia" un tunel secreto a la baticueva o un agujero pedorro donde dormia algun bicho raro. Me quede pensando en si mojarme, si meterme adentro, si el campo o el gobierno o si mechar uno.
Luego de 20 segundos, me meti en el umbral de ese siniestro refugio, me fume 3 y voltee para mirar a donde me habia llevado el destino. Realmente era un hueco gigante, ya que habia lugar para poner una esen y mirar el partido. Me acurruque de la manera mas estupida en el suelo humedo y lleno de algo viscoso y pegajoso, lo que pense que era una acabada de arbol y la iguana se me metio adentro del bolso. Acto seguido, los relampijos empezaron a cojerse al cielo. Bueh, una noche que mucho no valio la pena, mas que mojarme, asomar el opi para largar un tereso, la iguana que rompia las pelotas, esas cosas.
Me despierto, busco alguna "baya silvestre", encuentro bolitas rojas muy llamativas y mientras el chobi morfaba animalitos raros, a mi se me dormia la lengua por esas frutas de mierda.
Luego de perseguir a la iguana, matar pajaritos, caminar y rascarme el culo, me doy cuenta que llevaba 3 dias sin fumar y la cosa se empezaba a poner seria. Bueh, segun un mapa que habia usado para limpiarme los pelos del patio, calculo que tenia 4 horas de caminata hasta Rawson, de por medio, pueblos chotos, cirujas y alguna que otra mina.