miércoles, 22 de junio de 2011

Te vas a la B

En honor al profesor Guillermo Romano, el cual me inspiro a crear este espacio público de caridad hacia los niños guérfanos, desamparados, a indigentes, viejos señiles, gordos, oligrofénicos, minusválidos y toda clase de intento de ser humano. Todos los fondos serán destinados a una cámara de gas.





Holaaaaaaaa mis queridos bloggeros gordos de mierda!, bienvenidos a un nevo programa deeee:
                                         Por qué tu vida no vale ni medio peso!!!



En el día de la fecha me encuentro con dolor de culo (y no se debe a que me haya hecho puto), si no porque me caí en la bañera y me pegué la puntita en el coccis (o también conocido como hueso del orto)

Aprendí cosas nuevas en los últimos tiempos, y las qe ya sabía, las perfeccioné, como es el hecho de jugar al plantas vs zombies (excelente juego), a sacar pan del horno con el dedo anular, cosas por el estilo.



Siguientes blogs que encuentro además del mío.

¿Quién quiere ser docente?

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Quien me haya escuchado alguna vez hablar en serio sobre los temas que considero serios, seguramente me ha escuchado hacer énfasis en la importancia que le doy a la educación. Es que amigos, sinceramente creo que no hay nada, absolutamente NADA más importante en la vida de una persona que la educación. Aunque muchos hablen del amor, yo pongo al amor en segundo lugar en este plano, porque si bien es importante, una persona que haya recibido mucho amor pero poca educación está destinada a la mediocridad.
OKEY.Repito: ¿Quién quiere ser maestro(a) / profesor(a)?
Nadie, al menos nadie decente.
...
 
 
 
 
En fiiiiiiiiin, si total, gente como yo desea que todo el populacho sea arrojado por la pnta de un abismo.
En fin, una composición un poco tétrica del señor;
 
 
 
Llegado el momento de sincerarme, como siempre, es de noche y hay un cenicero cerca.
No sé por qué hago esto, será una mala costumbre o una forma de asentar las cosas que se me cruzan por la cabeza.
Un pasatiempo para aburrirme o vaya a saber qué.
La cuestión es, pasó mucho tiempo desde que escribí por última vez.
Ahora me encuentro debiendo una materia, vageando, con nuevos amigos, nuevas experiencias, nuevos amores, jaja, que se yo.
El mundo está plagado de locos, o el loco soy yo.
No me importa.
Y como siempre, escuchando Moby.
La espera inmaculada de rosas y pabellones de colores tristes, rodeada de una lluvia fina, tan fina que se cola por las rendijas de las bocas de los viejos robles, decrépitos de soledad, protesta por tanto silencio que hay a su alrededor.
El maldito último cigarrillo de la caja, rogando por no ser fumado y acabar con el resto, en una acequia inmunda y húmeda, pidiendo a gritos socorro.
El nauseabundo olor a indiferencia, acechando bajo todas las camas de los enamorados, esperando a que duerman, para inundarlos de frío resentimiento.
El vaho del rinoceronte moribundo, sus lágrimas mientras es devorado por los cuervos que traen el mal augurio de la tempestad de la naturaleza, la cual, harta de ser hostigada, cobra venganza desde las más remotas cuevas de lo desconocido.
El abismo que nos separa, el cual rellenamos de insultos, está supurando de asco y miedo.
El amor nacido y florecido repentinamente entre nosotros, navega por un río maltrecho, de aguas turbulentas y lamentos desgarrados. Así y todo, nosotros nos subimos a una floja canoa, sin miedo alguno de caernos.
Las habitaciones vacías de placer, se quejan de su mampostería en peligro, que a cada momento, se desarma por la falta de cariño.
El mismísimo terror, corre despavorido al ver arañas debajo de su mesa, y busca compañía entre el coraje y el compañerismo, los cuales lo rechazan por su túnica maltrecha y su pelo color ocre y grasoso.
Los dientes rechinan en sueños, pidiendo a gritos el concilio de la desolación, para poder abandonar a sus dueños y correr por prados verdes, llenos de sauces y limosnas.
La primavera, envidiosa del invierno, prepara una mortaja cada día, para cuando este sucumba bajo los tibios rayos de tus besos.
La calidez de tus manos, que buscan amparo entre mis yemas, me habla de bancos de plaza y abrazos cálidos, lindos.
Tus ojos, se pierden en la lejanía del desierto de la incertidumbre, buscando un corazón para robar, en el mismo momento que tus labios se posan sobre los míos.



Había pensado para el final, una cosa así:
La connotación bultosa a la altura del pantalón, provoca que cuando me besás, tengo la ingrata necesidad de que coloques tus labios sobre mi pito y como si fuera un pico dulce, saborearlo hasta que este mismo emane fñuctuantes liquídos de sus entrañas.
Pero no te emociones, porque si lo haces de forma bruta, mis cachetes se intimidan y una ráfaga de aire nauseabundo indicando miedo se me escapa sin que lo pretenda.
Aunque para mí aquella fragancia sea deliciosa, tu no has de querer respirarla, por lo tanto solo os pido que dediquéis tu tiempo a servirme de timbre chillón y entregues tu parte trasera a mis obsenidades más adversas, como atravesarte cual espada una armadura, por esa hendidura diminuta que solo se te expande para eliminar las cosas que te sobran.


Federico Garliza Cola, 120 A.C. A la vuelta de la concha de tu hermana, crónicas de una poronga difunta.

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