lunes, 11 de julio de 2016

Montañas que acarician el cielo con una corona de nubes grises, viejas reinas de antaño, de cuando el sol se posaba sobre los lagos y bailaba y reía con los peces y las rocas. Las flores, rojas, azules amarillas, verdes, cubrían como una sábana multicolor las praderas que susurraban al viento delicadas caricias en su pelo. Cuando todos iban a dormir, la luna cuidaba de sus sueños, y el rocío alivianaba la sed nocturna, bañando las hojas de la tierra. Las estrellas acompañaban al cielo para que no se aburra, paseando con él por las crestas de las olas espumosas del mar.

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