miércoles, 15 de junio de 2016

Cada tanto mi blog se ve invadido por otros. By Alexander Pavesi

Gordo: te regalo esta gilada que pintó escribir. La idea era que la mandes a Romano si te sacaba una sonrisa pero si no la podes imprimir y mandarsela a Santa Claus para que te traiga el triciclo que tanto ansiamos por muchas navidades pero que jamás llegará porque Papá Noel no se la juega en el conurbano y mi árbol ya tiene muchos regalos.


Llegó el domingo a la tarde y con él una práctica tan hermosa como marginal que nos negamos a abandonar a pesar de tener ya más de veinte años.
Armense un fasolein y pidan la grande de muzza, hoy se juega calabozos y dragones. En un mundo tan fantástico como distante arriesgaremos nuestras vidas para escapar de la falta de trabajo y de un título universitario, pero no se preocupen, ya van a llegar, ya van a llegar.

Esta vez los valientes aventureros se arrastraron a las profundidades de un antiguo templo consagrado a una deidad maligna. En él ansían encontrar a un viejo y sabio druida, el único que puede detener a los sádicos demonios que escupe el corrupto bosque a la ciudad élfica cercana.
El rey silvano encomendó esta importante y desesperada tarea a nuestros ambiciosos protagonistas sin tener la más mínima sospecha de que... es época de cosecha.
Pesados frascos de Hierba Madre acompañan a estos guerreros, unidos solamente por amor a la Maria Juana y a subir de nivel para enfrentar a criaturas más poderosas y así subir de nivel y enfrentar a criaturas más poderosas y así subir de nivel para enfrentar a criaturas más poderosas y nunca romper el sagrado círculo del aventurero.
Por este motivo hace meses que se encuentran en estas viejas ruinas, meses sin poder llevar a cabo su cometido pero llegando a importantes conclusiones sobre la vida y la muerte y sobre ese extraño, pero inamovible sentimiento de pertenecer a un relato donde todo está escrito y sus acciones no son suyas realmente.
Luego de tanto vagar arribaron a un rocoso y oscuro salón donde se alzan dos puertas que toman la forma de enormes rostros. En el medio de la oscura sala hay un libro que en sus hojas escribe una adivinanza:
“ Uno de estos portones siempre hablará la verdad, el otro, siempre la mentira. Detrás de uno, la libertad, detrás del otro la muerte. Escribe tu única pregunta. ”
Entre sus amarillentas y polvorientas páginas descansa una dorada pluma.
Markus, el fornido enano criado en una violenta tribu bárbara, comenzó a reflexionar sobre el acertijo y dejó a todos perplejos por su capacidad de análisis y repentina elaboración de  respuestas Hasta ahora solo se había expresado con una sola palabra: ”Markus”.
Los demás se miraron entre sí y acordaron que lo mejor sería fumar algo de marimba para mirar la situación desde otro punto de vista más relajado. Luego de que el faso tan cuidadosamente sembrado, cosechado, enfrascado y armado pasara de mano en mano, no tenían la solución. Cinco largos minutos los miembros de la cofradía intentaron resolver el acertijo sin éxito hasta que llegaron a una conclusión: Había que ir por la puerta de la derecha. ¿Por qué?, se preguntará usted. Porque si, responderán ellos. Porque así lo dictan sus entrañas. Porque a esa respuesta los llevo el viaje místico observando las estrellas en el patio.
-¿Y si detrás de esa puerta nos aguarda la muerte?
”Cincuenta y cincuenta son las mejores probabilidades que tuve en mi carrera de busca tesoros.” Replicó el sátiro bardo con una sonrisa burlona.
”No, denme más tiempo, yo lo voy a resolver”, gruñó el enano Markus.
El trovador tomó su flauta de Pan y de sus cañas hermosos sonidos brotaron como nunca antes habían sido escuchados en esas frías profundidades.
“Trovi, si no resistís con tu fuerza de voluntad el juglar te va a convencer con su música mágica, tira un dado de 20 caras“, se escuchó en el mundo real, más aburrido y monótono.
Nuestro amigo tomó el d20 con confianza y lo alzó como invocando a la buena fortuna. El dado giro entre tucas, encendedores, cortezas de pizza y botellas vacías hasta que se detuvo. Un orgulloso 1(uno) se reía y lo saludaba desde el borde de la mesa.
Mientras sonaba tan majestuosa melodía, el enano pareció estar en un trance, como hipnotizado por la cautivante canción. Cuando ésta cesó, Markus vociferó con una voz ronca y firme, llena de resolución: “ES LA PUERTA DE LA DERECHA, NO HAY DUDA.”
Comandados por el enano todos empujaron el pesado portón sin saber que los aguardaba del otro lado.
Caminaron por un pasillo oscuro, largo y angosto de baldosas musgosas, escuchando solamente el sonido de sus pasos. Al final de este, una puerta de madera podrida y bisagras desvencijadas. La abrieron y cruzaron el umbral.
Una brisa de verano los acarició. Se hallaron bajo el cielo del atardecer, en un frondoso bosque. Frente a ellos una se levantaba una plateada fuente de piedra pulida de la que brotaba agua cristalina. Plantas verdes y flores hermosas crecían por doquier.

“¿Y que le decimos al Dios de la muerte? Hoy no”

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