Gordo: te regalo esta gilada que pintó escribir. La idea era que
la mandes a Romano si te sacaba una sonrisa pero si no la podes imprimir y
mandarsela a Santa Claus para que te traiga el triciclo que tanto ansiamos por
muchas navidades pero que jamás llegará porque Papá Noel no se la juega en el
conurbano y mi árbol ya tiene muchos regalos.
Llegó el domingo a la tarde y con él una práctica tan hermosa como
marginal que nos negamos a abandonar a pesar de tener ya más de veinte años.
Armense un fasolein y pidan la grande de muzza, hoy se juega
calabozos y dragones. En un mundo tan fantástico como distante arriesgaremos
nuestras vidas para escapar de la falta de trabajo y de un título
universitario, pero no se preocupen, ya van a llegar, ya van a llegar.
Esta vez los valientes aventureros se arrastraron a las
profundidades de un antiguo templo consagrado a una deidad maligna. En él
ansían encontrar a un viejo y sabio druida, el único que puede detener a los
sádicos demonios que escupe el corrupto bosque a la ciudad élfica cercana.
El rey silvano encomendó esta importante y desesperada tarea a
nuestros ambiciosos protagonistas sin tener la más mínima sospecha de que... es
época de cosecha.
Pesados frascos de Hierba Madre acompañan a estos guerreros,
unidos solamente por amor a la Maria Juana y a subir de nivel para enfrentar a
criaturas más poderosas y así subir de nivel y enfrentar a criaturas más
poderosas y así subir de nivel para enfrentar a criaturas más poderosas y nunca
romper el sagrado círculo del aventurero.
Por este motivo hace meses que se encuentran en estas viejas
ruinas, meses sin poder llevar a cabo su cometido pero llegando a importantes
conclusiones sobre la vida y la muerte y sobre ese extraño, pero inamovible
sentimiento de pertenecer a un relato donde todo está escrito y sus acciones no
son suyas realmente.
Luego de tanto vagar arribaron a un rocoso y oscuro salón donde se
alzan dos puertas que toman la forma de enormes rostros. En el medio de la
oscura sala hay un libro que en sus hojas escribe una adivinanza:
“ Uno de estos portones siempre hablará la verdad, el otro,
siempre la mentira. Detrás de uno, la libertad, detrás del otro la muerte.
Escribe tu única pregunta. ”
Entre sus amarillentas y polvorientas páginas descansa una dorada
pluma.
Markus, el fornido enano criado en una violenta tribu bárbara,
comenzó a reflexionar sobre el acertijo y dejó a todos perplejos por su
capacidad de análisis y repentina elaboración de respuestas Hasta ahora solo se había
expresado con una sola palabra: ”Markus”.
Los demás se miraron entre sí y acordaron que lo mejor sería fumar
algo de marimba para mirar la situación desde otro punto de vista más relajado.
Luego de que el faso tan cuidadosamente sembrado, cosechado, enfrascado y
armado pasara de mano en mano, no tenían la solución. Cinco largos minutos los
miembros de la cofradía intentaron resolver el acertijo sin éxito hasta que
llegaron a una conclusión: Había que ir por la puerta de la derecha. ¿Por qué?,
se preguntará usted. Porque si, responderán ellos. Porque así lo dictan sus
entrañas. Porque a esa respuesta los llevo el viaje místico observando las
estrellas en el patio.
-¿Y si detrás de esa puerta nos aguarda la muerte?
”Cincuenta y cincuenta son las mejores probabilidades que tuve en
mi carrera de busca tesoros.” Replicó el sátiro bardo con una sonrisa burlona.
”No, denme más tiempo, yo lo voy a resolver”, gruñó el enano
Markus.
El trovador tomó su flauta de Pan y de sus cañas hermosos sonidos
brotaron como nunca antes habían sido escuchados en esas frías profundidades.
“Trovi, si no resistís con tu fuerza
de voluntad el juglar te va a convencer con su música mágica, tira un dado de
20 caras“, se escuchó en el mundo real, más aburrido y monótono.
Nuestro amigo tomó el d20 con
confianza y lo alzó como invocando a la buena fortuna. El dado giro entre
tucas, encendedores, cortezas de pizza y botellas vacías hasta que se detuvo.
Un orgulloso 1(uno) se reía y lo saludaba desde el borde de la mesa.
Mientras sonaba tan majestuosa melodía, el enano pareció estar en
un trance, como hipnotizado por la cautivante canción. Cuando ésta cesó, Markus
vociferó con una voz ronca y firme, llena de resolución: “ES LA PUERTA DE LA
DERECHA, NO HAY DUDA.”
Comandados por el enano todos empujaron el pesado portón sin saber
que los aguardaba del otro lado.
Caminaron por un pasillo oscuro, largo y angosto de baldosas
musgosas, escuchando solamente el sonido de sus pasos. Al final de este, una
puerta de madera podrida y bisagras desvencijadas. La abrieron y cruzaron el
umbral.
Una brisa de verano los acarició. Se hallaron bajo el cielo del
atardecer, en un frondoso bosque. Frente a ellos una se levantaba una plateada
fuente de piedra pulida de la que brotaba agua cristalina. Plantas verdes y
flores hermosas crecían por doquier.
“¿Y que le decimos al Dios de la muerte? Hoy no”
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